En que consiste una RECONSTRUCCIÓN DENTAL

Son unas de las intervenciones más demandadas en las clínicas dentales. 

La reconstrucción dental no es una simple obturación por caries, es mucho más complicada y se necesita mucho más tiempo, puesto que su objetivo es restaurar partes más grandes de los dientes. 

Si la reconstrucción no basta o quizás no se puede practicar sobre el diente afectado, deberemos efectuar un implante o colocar una prótesis.

También se puede hacer sobre un diente que ha antes ha debilitado, o tratado para hacer una reconstrucción. A veces, según al diente a tratar, puede ser precisa una reconstrucción periodontal o de la encía, que nos permitirá contaminaciones o filtraciones salivarías dentro de la cámara pulpar, lo cual podría favorecer la formación de granulomas y graves infecciones en el hueso circundante.

¿Como realizamos la reconstrucción Dental?

La reconstrucción está hecha de "COMPOSITE",  un material muy particular de última generación de color blanco y que se compone de materiales sintéticos mezclados heterogéneamente, en el caso del relleno puede ser utilizado el mismo material. Se puede hacer también como solución estética sobre un diente roto por un golpe, sobre un diente agrietado, o para corregir defectos o marcas permanentes sobre las paredes dentales.

En relación importante con esto, comentar que, a menudo, un diente debilitado y reconstruido necesita tener implantada una capsula, y el tornillo se implanta en la raíz, también se utilizan endopostes, que se construyen a través de materiales fibrosos y compatibles con el cuerpo de manera que no exista rechazo, de modo que el encapsulamiento se sostenga de forma adecuada.

Hoy, la reconstrucción dental está lo suficientemente adelantada como para solucionar todo tipo de casos concretos, muchos de los cuales afectan emocional o psicológicamente al paciente por su influencia estética. Nuestro consejo, como siempre, es que acuda a un odontólogo profesional para que le aconseje sobre el diagnóstico y la metodología a seguir en su caso concreto. 

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Cuatro detalles buco-dentales que nos indican la posibilidad de una enfermedad

Nuestra sonrisa dice mucho de nosotros, y no solo de nuestra personalidad. 

Los dientes, encías y otros tejidos circundantes pueden indicarnos también cuales son las condiciones físicas de una persona. En algunos casos suelen ser alertas silenciosas de que algo no está del todo bien en tu salud.

Aunque casi siempre se ignoren estas señales que nos envía nuestra boca, a veces, estas, podrían decir mucho más que cualquier otro síntoma en nuestro cuerpo. 

Conoce algunas de ellas:

1. Dolor en la mandíbula o los dientes: Normalmente nosotros mismos no nos damos cuenta, pero si rechinas tus dientes durante la noche, y tu pareja se percata de ello, no lo ignores, ya que estas cometiendo un error, ya que, más que ser algo inconsciente, el apretar y rechinar los dientes es una señal de estrés crónico, tanto emocional como físico.

2. Llagas o úlceras bucales: las aftas bucales y el herpes son los tipos de llagas más comunes que pueden aparecer en cualquier momento en la boca, las cuales se producen por diversos motivos. Es así que ante su aparición se debes acudir al médico.

3. Mal aliento: el 90% de los casos de halitosis tiene su origen en la boca y está asociado a las bacterias en la parte posterior de la lengua y enfermedades de las encías. Pero si no sueles tenerlo y aparece de repente, nos podría estar alertando de diabetes tipo 2, fallos en el hígado, los riñones o los intestinos.

4. Sangrado de las encías: se suele presentar cuando existen algún tipo de lesión o infección en la boca que afecta a las encías, pero cuando es recurrente y un poco abundante, podría estar advirtiendo una leucemia.

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La salud buco-dental de la madre puede afectar a la de sus hijos

Las madres siempre desean dar a sus hijos lo mejor de todo, pero de acuerdo con investigaciones llevadas a cabo en una universidad neozelandesa, una madre con problemas de salud buco-dental puede traspasar una dolorosa herencia a sus hijos a largo plazo.

Tras un estudio de 27 años de duración publicado en enero del 2011 por el Journal of Dental Research, sugiere que las madres con una pobre higiene bucal son susceptibles de tener hijos que también posean una paupérrima salud bucal cuando lleguen a ser adultos

Más de 1000 niños nacieron en Nueva Zelanda en 1972. En 1973 fueron examinados cuando tenían 5 años. Más de 900 participantes fueron evaluados nuevamente a la edad de 32 años. La salud bucal de los participantes fue comparada con 835 madres que auto evaluaron su salud bucal en 1978.

Cerca de la mitad (45%) de los niños cuyas madres se autoevaluaron su salud bucal como "muy mala", presentaron caries severa, y 4 de cada 10 participantes presentaron perdida dental cuando llegaron a adultos. Los investigadores teorizaron que la combinación de factores genéticos compartidos y factores de riesgo ambientales que afectan la salud buco-dental, incluyendo el estatus socio-económico, actitudes, creencias y conocimiento de salud bucal, son pasados de madres a hijos.

Los científicos argumentan que es importante para las madres visitar al dentista regularmente, mejorar su salud buco-dental y educar a sus hijos en prácticas correctas de salud buco-dental.

La Asociación Dental Americana advierte a los padres sobre la importancia de enseñar a los niños sobre la higiene buco-dental durante la infancia, de tal forma que cuando ellos crezcan continúen con los buenos hábitos que contribuirán a su salud general. La higiene buco-dental, así como la dieta y el ejercicio, deberían ser tomados en consideración cuando se enseña a los niños a mantenerse sanos y fuertes.

Los padres deberían limpiar las encías de los bebes con una gasa limpia y húmeda después de cada comida. Cuando los dientes comienzan a aparecer, cepillarlos con un cepillo dental especifico para niños, enjuague con agua y uso del hijo dental cuando al menos dos dientes estén en contacto.

La visita regular al dentista debería iniciarse cuando el niño cumpla su primer año de vida.

A la edad de seis o siete años, los niños deberían ser capaces de cepillar sus dientes dos veces al día, a pesar de que es necesario la supervisión hasta aproximadamente los 10 u 11 años, para garantizar que realizan un cepillado minucioso. Considerando que cada niño es diferente, su dentista puede ayudarle a determinar si el niño esta cepillando y utilizando el hilo dental adecuadamente.

Los padres deben garantizar la continuidad de las visitas regulares al odontologo. Ademas, deberían consultar al dentista sobre las diferentes técnicas para evitar las caries, recordando que estas aparecen en superficies con la que los dientes posteriores muerden y donde se inician frecuentemente las mismas.

Con los adolescentes los padres han de ser más incisivos, ya que pueden necesitar consejos acerca de las prácticas de buena higiene bucal. Así mismo recordarles constantemente la importancia de revisiones dentales regulares y tanto escoger como evitar los alimentos y bebidas que dañan su salud buco-dental e insistir en el beneficio de utilizar enjuagues bucales, cepillos y dentífricos adecuados y recordarles el riesgo del tabaquismo o el uso de piercings.

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