Perder los dientes de leche es un momento emblemático de la niñez pues simboliza una etapa del desarrollo y por lo general ocurre por el quinto o sexto año de vida. Sin embargo, y aunque una dentición completa y permanente representa el inicio de la fase adulta, para muchas personas este proceso puede retrasarse. Incluso, no son raros los casos de adultos que aún tienen algún diente de leche.
La presencia de algunos dientes infantiles en adultos es un acontecimiento habitual y suelen ser los caninos o los premolares superiores. Este hecho se debe normalmente a la falta de espacio o a un componente hereditario.
Otra de las causas es la ausencia del diente definitivo que debería sustituir el de leche, lo que impide que la pieza se desprenda llegado el momento. Este fenómeno recibe el nombre de agenesia dentaría y responde en gran medida a factores hereditarios.
No cambiar los dientes de leche no tiene por qué suponer un problema de salud, pero sí que es cierto que estos son menos resistentes y por lo tanto, más propensos a sufrir caries, otras infecciones o lesiones. Por ello es necesario que los adultos con dientes de leche tengan un cuidado especial de su higiene dental y visiten a su odontólogo e higienista dental con regularidad.
Además, es posible que la presencia de una pieza de leche en edad adulta cause problemas en la dentición definitiva, bien sea de carácter estético, como una mala alineación, o bien funcional. En estos casos, las visitas regulares al dentista son altamente recomendables.
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