Según señalan los científicos, cuando grandes catástrofes caracterizadas por presentar un número elevado de víctimas se producen por altas temperaturas es frecuente encontrar restos que presentan graves alteraciones que complican su identificación mediante las técnicas forenses habituales, como es el estudio de las huellas dactilares.
Por ese motivo, aseguran que la Odontología forense "puede aportar información necesaria para determinar la identidad de los sujetos con la misma efectividad que una prueba de ADN", ya que las estructuras dentales y los materiales más usados en las restauraciones odontológicas presentan una alta resistencia a las agresiones térmicas y son únicas en cada persona.
Las doctoras Margarita Gómez y Ana Suárez, directoras de los Departamentos de Odontología Infantil y Odontología Adultos de la Universidad Europea de Madrid, destacan que los implantes dentales "son capaces de soportar temperaturas muy elevadas y ser reconocibles e identificables", estando su punto de fusión en los 1650 grados centígrados si son de titanio y en 1850 grados centígrados (ºC) si son de zirconio, "lo cual permite la identificación gracias al cotejo de datos y registros, como las radiografías, obtenidos antes del fallecimiento".
Estas expertas afirman que a través de la investigación se ha detectado que "no se observan cambios morfológicos en los implantes a nivel radiográfico ni a nivel macroscópico tras someterlos durante una hora a temperaturas de 200º, 400º y 800 ºC". Así, el resultado de la investigación "ha permitido la identificación de los implantes dentales mediante radiografías periapicales".
"Seguimos trabajando para perfeccionar la metodología de comparación de radiografías antes y después del fallecimiento y actualmente estamos investigando con las radiografías de los tratamientos endodónticos para la identificación de este tipo de víctimas con muy buenos resultados y esperamos que pronto podamos difundir la información", apuntan las especialistas.
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