Una dieta inadecuada, el uso de técnicas incorrectas de higiene bucal o el empleo de pastas dentales abrasivas, son algunas de causas que pueden hacer que nos duelan los dientes.
Se calcula que 1 de cada 4 adultos padece hipersensibilidad dental, y es especialmente frecuente entre los de 25 y 45 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. Se caracteriza, explica Francisco Gil Loscos, de la Universidad de Valencia, por un dolor agudo y de corta duración, como respuesta exagerada a estímulos táctiles, térmicos, químicos u osmóticos. «Este trastorno se origina cuando los conductos dentinarios, que alojan terminaciones nerviosas, quedan al descubierto lo que produce estímulos dolorosos en respuesta a acciones cotidianas como son la ingesta de bebidas o comidas frías o calientes, el cepillado, etc.».
Entre los factores de riesgo principales se encuentran el uso de técnicas inadecuadas de higiene bucal, el empleo de cepillos con filamentos duros y pastas dentales abrasivas, las erosiones químicas inducidas por ácidos o la acumulación de biofilm oral, también conocida como placa bacteriana.
Además, algunas personas presentan un mayor riesgo de sufrir hipersensibilidad dental; las que cepillan vigorosamente sus dientes, aquellas con recesión gingival, las que están en tratamiento periodontal, los bulímicos con sus vómitos ácidos o los individuos con problemas periodontales o exposiciones anormales de los cuellos de los dientes.
También la dieta es importante, señala. Muchas dietas habituales, y que además se consideran sanas, son muy ácidas, y aunque pueden ser saludables para el organismo en general, no lo son para el esmalte y la dentina.
Explica el experto que la erosión de la dentina es dependiente del tiempo y de la acidez del pH. Así, las sustancias con un pH bajo pueden eliminar el «barrillo dentinario» y abrir los «túbulos dentinarios». Por tanto, es importante comprobar el pH de los alimentos para poder realizar recomendaciones dietéticas adecuadas a los pacientes con hipersensibilidad dental o exposición de la dentina. El pH crítico en el que se disuelve el esmalte está en torno a 5 o 5,5 (la mayoría de los zumos de frutas tienen un pH por debajo de este punto).
Por eso las personas que consumen frecuentemente bebidas ácidas son más propensas a sufrir hipersensibilidad. Aunque no provocan una erosión tan rápida como el zumo de pomelo o el de naranja, las bebidas carbonatadas como los refrescos de cola también erosionan la sensibilidad dental, debido a su abundante consumo, especialmente por parte de niños y adolescentes.
La primera y mejor solución
Un factor primordial en el tratamiento correcto de la hipersensibilidad dentinaria es el consejo dietético. «Es esencial hace ver al paciente la importancia de esos ácidos ocultos en la bebida y la comida y reducir su consumo, tanto en la cantidad como en la frecuencia», señala Cristina Serrano, de la Universidad Complutense de Madrid. Cualquier tipo de tratamiento en el que no se actúe sobre estos factores , a juicio de esta experta, «puede lograr efectos beneficiosos de muy corta duración, con lo que sólo será exitoso parcialmente».
Lo fundamental, en cualquier caso, es instaurar medidas preventivas, que ayuden a evitar la hipersensibilidad, y a potenciar aún más el tratamiento. En la consulta odontológica, destaca el Gil Loscos, «el profesional debe analizar las causas que han provocado la hipersensibilidad y enseñar al paciente a evitarlas».
Sencillas acciones pueden ayudar a evitar su aparición. Por ejemplo, laeliminación de productos de naturaleza ácida en la dieta, el uso de cepillos dentales con filamentos suaves y pastas dentífricas no abrasivas o tratamientos dentales preventivos. Además, es aconsejable utilizar técnicas de cepillado vibratorias que, a diferencia de las rotatorias, no desplazan los filamentos y desgastan menos.
Las terapias actuales no curan la sensibilidad dentinaria; en su gran mayoría, ayudan a paliar el dolor
Y si persiste la hipersensibilidad, hay que tratarla. Desde hace muchos años se utilizan diferentes sustancias introducidas en pastas dentales, geles, enjuagues y sprays, unas con más éxito que otras. En general, los tratamientos más exitosos son los que contienen en su composición sales de potasio, sobre todo nitrato potásico.
Ahora bien, las terapias actuales no curan la sensibilidad dentinaria; en su gran mayoría, ayudan a paliar el dolor, y en general, está basadas en productos que o bien actúan sellando los túbulos dentinarios abiertos o disminuyendo la sensibilidad por una acción sobre la pulpa.
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